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Periolistos, fanaticadas y los mundos de Yupi

Tras unos cuantos años de existencia del blog, este será el primer post del que yo no seré el autor, cediéndole la palabra, y el teclado, a @Rebeca_LL, quien nos presenta su opinión sobre ciertos sectores que nos hacen llegar la F1 y de los niveles de radicalismo de los aficionados. Creo que esta será la primera entrada que de verdad valga la pena en este blog.

Disclaimer inicial: los que me conozcan de una forma más o menos cercana o me tengan fichada en Twitter ya saben que Alonso me parece un pilotazo, que no trago a la fanaticada, que soy schumista confesa y orgullosa y eso no me impedía criticarle cuando la liaba, que mi devoción a Ferrari está fuera de sospecha desde hace 20 añitos (sí, estoy mayor pero lo llevo estupendamente), que me acuerdo regularmente de la madre que trajo a los señores de la FIA y a la hidrofobia de Charlie Whiting y que soy de las que intentan tomárselo con humor y enredan habitualmente en el #ElPaddockToday. 

Tener que empezar un artículo DE OPINIÓN en un blog DE OPINIÓN con un disclaimer para evitar males posteriores es sintomático del ambientillo que se respira en el entorno del motorsport nacional de un tiempo a esta parte. 

“Redacciones decanas” aficionadas a meter la pata con tal de alimentar el sensacionalismo, pseudoperiodistas (me niego a llamarles periodistas por respeto a los que mantienen la profesionalidad a pesar de no ser rentable) con ganas de adquirir una notoriedad que nunca habían podido conseguir por sus propios medios, nuevos aficionados que pretenden dar lecciones de amor a este deporte pero cambian de canal tras la 2ª vuelta del GP de Malasia… el pan nuestro de cada día. 

Me parece estupendo que cada cual vea lo que le gusta y disfrute como prefiera, pero sin hipocresías. Si lo que te pone es ver ganar a Alonso, perfecto. Si te importa un carajo la aerodinámica y crees que aprenderse el nombre de cada curva de cada circuito o ver carreras históricas es una pérdida de tiempo, estupendo. Que desde ese trono de ignorancia e indiferencia critiques un reglamento que no conoces o insultes a cualquiera que no esté de acuerdo contigo y tu adoración a tu piloto, sepa más o menos que tú, es deleznable. Que intentes dar lecciones de lo que es ser un auténtico aficionado, da una mezcla de pena y risa. Todo el mundo tiene derecho a opinar, pero ese derecho no implica que los demás estén obligados a perder el tiempo escuchando esa opinión desinformada y generalmente malintencionada. Opinión que, casualmente (o no), casi siempre acaba convirtiéndose en un montón de insultos. 

Desde un punto de vista totalmente personal y egoísta, me alegro de que haya una nueva hornada de aficionados. Unos buenos datos de audiencia son necesarios para que las cadenas destinen parte de su presupuesto a adquirir los derechos de emisión y para que los anunciantes paguen por compartir ese espacio. Tendemos a olvidar el “complejo de ginecólogo” que subyace en esto. Donde nosotros vamos a divertirnos, las empresas implicadas van a hacer su negocio. Como ocurre en cualquier sector y en cualquier actividad. Como debe ser. 

El problema viene cuando esas mismas empresas se pegan un tiro en el pie y por intentar maximizar el beneficio inmediato destrozan la mejor (y probablemente única) oportunidad de sentar las bases de un negocio duradero. Espectadores informados, coberturas decentes y visión… y, en esto, llevan el impresionante récord de 0 de 3. 

La radicalización de las posturas es cada vez mayor, vamos de conspiranoia en conspiranoia y la calidad y la veracidad de cualquier información se decide en base a lo beneficioso que resulte para el piloto de nuestros desvelos. No es que la F1 se esté convirtiendo en el nuevo fútbol, es que ya parece un concierto de Justin Bieber… y sí, gran parte de la prensa y de los aficionados quieren ser el corista que (dé el) cante más que la estrella. La semana pasada pudimos ver que un sector de la prensa alonsista nacional está intentando recuperar el sentido común. Me huelo que puede ser algo así como los “brotes verdes” que algunos políticos intentaron vender hace unos meses, pero permítanme que por una vez deje un pequeño resquicio para el optimismo. Aunque sólo sea porque puede suponer que algunos no quieran ser la reencarnación de Urdaci y acabar en “El club de la comedia” una vez se retire el Aznar correspondiente. A este ritmo, las oportunidades de desmarcarse se agotarán en breve. 

Reírle las gracias y dar pie a la fanaticada (sí, ese 59% de espectadores que cambiaron de canal tras la 2ª vuelta del GP de Malasia y dejaron todo tipo de insultos en Twitter contra un piloto rival) con tal de ganar audiencia o followers les hace perder credibilidad ante los que ya estaban antes y que, a la postre, serán los que queden cuando se acabe el filón de la “Fórmula Alonso”. 

Aguantar el tirón y ser capaz de defender una postura que no case al 100% con la marea dominante es sinónimo de ser tachado de antialonsista y convertirse en el blanco de insultos de la masa. Para eso hay que tener el ego bajo control, un par de neuronas y de algo más… y de eso, por desgracia, está visto que muchos andan escasos. 

Se han puesto en una posición en la que a la larga no pueden ganar. Quedar bien con dios y con el diablo es complicado cuando las hemerotecas, los foros y las redes sociales hacen que cualquier opinión, comentario o intento de análisis quede registrado y pueda ser rescatado y “owneado” en el momento más (o menos) oportuno. Y precisamente los que vamos a quedar después somos los que tenemos buena memoria. 

Caminos a seguir hay muchos: sentido común, distinguir información de épica y de opinión, lamer descaradamente las posaderas de cualquiera que les enjabone el ego, seguir defendiendo que “imbécil” es un diagnóstico, inventarse teorías conspiranoicas que con las cuentas y el reglamento en la mano no se sostienen, intentar amañar grupos de apoyo en redes sociales para que los jefes valoren su trabajo y compren las motos que quieran venderles… todas son posibles, pero las consecuencias de ser pillado públicamente en unas o en otras no son las mismas. 

Por cierto, esos que parecen abonados a las peores prácticas “informativas” son también los que demuestran cada día, en sus blogs, cuentas de Twitter y demás redes, que en las redacciones de sus medios correspondientes deberían pagarle un buen sueldo al corrector de Word. ¿Casualidad o serendipia? 

PS: Dani, gracias mil por abrirme las puertas de tu casa. He intentado dejarlo todo limpito y ordenado y la cubertería de plata está intacta. Puedes contar las cucharas si quieres ;)

3 comentarios, ¡anímate a comentar!

Lukas ThyWalls dijo...

Yo pensaba que la F1 se estaba "afutboleando". Pero después me di cuenta que ni en un Madrid-Barça al comentarista no se le ocurriría decir claramente "Hemos marcado un gol" (Por muy del Barça o del Madrid sea), cuando en la F1 ocurre siempre.

#EseEsElNivel como suelo decir...

Rebeca respondió...

Ya te digo. Con lo difícil que parecía eso de conseguir una superlicencia y aquí todos ganando carreras a cascoporro sin ponernos ni el casco. Si es que la FIA ya no es lo que era :P

Eso sí, todos en el coche o empujando... fastidiando la aerodinámica y aumentando el peso... y el año pasado nos mosqueamos porque el Ferrari era un hierro que no corría ni pidiéndoselo por favor jajajaja



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