Me ha llevado tiempo, quizás me lo he tomado con bastante calma, pero me he leído la biografía de Bernie Ecclestone escrita por Tom Bower. No es ni mucho menos un libro pesado, pero mi baja afición por la lectura diría que ha ayudado a que tardase algo más de lo esperado.
Lo que descubres, trataré de no reventar mucho los contenidos del libro por si hay quien no lo ha leído, es que Bernie ya apuntaba maneras desde su tierna adolescencia. No era muy aficionado a las fiestas y similares, se centraba exlclusivamente en el trabajo y en lo que más le gusta a este gran conquistador de mujeres: el dinero. Eso sí, se preocupaba de sus seres queridos.
Sus inicios en la venta de coches ya dejaban ver lo avispado que era para los negocios. Era raro que saliese perdiendo y siempre se guardaba un as bajo la manga. Todo esto le animó a participar, sin éxito, como piloto de carreras. Poco tardaría en darse cuenta que ver los toros desde la barrera sería lo mejor para él.
Fruto de sus diversos negocios se hizo con la escudería Brabham, contando con pilotos de la talla de Lauda, entre otros, y el conocido diseñador Gordon Murray. El hecho de estar al frente de Brabham hizo que su infinita ambición por controlarlo todo le llevase a estar al frente de los equipos y a ser el que negociase diversos contratos con los circuitos. El muy cabrón siempre se salía con la suya.
Pero no sólo era cosa de Bernie, siempre contaba con un compinche a su lado, en aquella época lo fue Mosley. ¡La de dolores de cabeza que le habrán levantado al señor Balestre! Lo puteaban como querían, incluso haciéndose pasar por famosos políticos de la época. Todo por obtener el control absoluto del negocio, perdón, de la competición. No era listo ni nada por aquel entonces.
Y si Mosley fue su primer compinche, poco tardaría en covertirse en uno de sus mayores quebraderos de cabeza, en especial, por el contol de la Fórmula 1 y la cesión de sus derechos por un elevado número de años que posiblemente Bernie acabe viviendo mientras el resto de la humanidad ya habrá pasado a mejor vida. Eso por no hablar de sus tejemanejes y puteos a posibles compradores de la competición, como Leo Kirch, por poner un ejemplo.
Lo poco que conocemos de Bernie es su faceta de amante. El tío era, y es, todo un conquistador. Dos veces casado, con Ivy y Slavica, una relación de muchos años, sin matrimonio, con Tuana y su futura boda con Fabiana. ¡Y sigue atrayendo a las mujeres a pesar de ser un vejestorio! Está claro, lo que no consiga su cartera no lo consigue nadie, porque ghuapo, o que se di ghuapo, non é.
En fin, tras leer su biografía, lo único que tengo claro es que Bernie es un enano, cabronazo de los pies a la cabeza, hijoputa, trilero, timador, estafador, embaucador, avaricioso, tocapelotas, codicioso, caradura, fullero, miserable, interesado, chupasangre, etc., etc. Resumiendo que es gerundio, y porque se me están acabando los epítetos, o no me salen más, que también puede ser, solo diré que Bernie es un puto genio.
Puede que deseemos, en mayor o menor medida, que se vaya de una vez por todas, pero estoy seguro que el día que no esté, si es que decide palmarla, lo dudo, o se jubila, nos vamos a acordar mucho de él y le echaremos en falta como al que más. Segurísimo.
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1 comentario, ¡anímate a comentar!
Un negociante puro y duro, y un vendedor implacable. Hay que ser un poco de eso si quieres llegar adonde él llegó. Ayer vi a Coulthard explicando las diferencias entre los DTM del año pasado y de este y lo que estaba haciendo era venderlo, dar espectáculo, no limitarse a dar una explicación.
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